Ayer fue a una escala mucho menor, jamás comparable a lo que ocurrió hace casi siete años con el huracán María, pero el mar volvió a tapar segmentos de la carretera y llegó a colarse en los patios de varias residencias.
Ocurrió en el sector Islote del barrio Playita Cortada, en Santa Isabel, cuyos habitantes conocen muy bien la situación porque la han vivido una y otra vez.
Una porción de las casas de esta comunidad ubica en plena zona marítimo terrestre, por lo que están a merced del vaivén de las olas en eventos de alta marejada como ayer, producto del paso al sur de la isla del huracán Beryl.
Aunque el desalojo de vecinos -con ayuda gubernamental- ya inició, el pescador Juan Teodoro Echevarría opinó que una manera de minimizar las inundaciones costeras en lo que ese proceso se completa sería mejorar el sistema de alcantarillado pluvial y mantenerlo limpio.
“El problema cuando vienen los huracanes en el sector Islote es que no hay alcantarillado. Al marullo darle a la piedra en la orilla del mar, tapa la carretera y se hace el cascajo más alto y más alto, y esa agua no sale”, ilustró Echevarría, quien vive en Playita Cortada hace 45 años.
Eso fue lo que ocurrió ayer desde las 3:00 de la madrugada. Echevarría dijo que limpió las tuberías ubicadas detrás de su casa y publicó un vídeo en redes sociales que provocó que el municipio llegara al lugar con maquinaria pesada.
Tramos de la carretera que bordea la costa estaban tapados con piedra, arena y otros materiales arrastrados por el mar.
“Vino el municipio a limpiar la carretera, remover piedras y limpiar las bocas porque se tapan”, señaló.
Echevarría contó que la alcaldía está en proceso de sustituir la tubería de esa zona, al final de la carretera 537, lo que ayudaría a descargar las aguas de regreso al mar. Sin embargo, desconoce cuándo concluirán los trabajos.
“El municipio lleva un año para sustituir una tubería y todavía no ha terminado. Trabajan un ratito, se van, vuelven, se van”, indicó el pescador, apodado El Capitán Juaniquillo.
Ya sea en la tubería actual o la futura, comentó que les sugeriría “que dejen un cable dentro de la tubería para halarlo, limpiar y volver a ponerlo”.
Con relación a la mudanza de los residentes a viviendas seguras en otra comunidad, Echevarría dijo que “ya el gobierno, con Vivienda, está bregando eso”.
“De hecho, ya estoy en los planes de irme. Estoy esperando a ver qué me contestan para desalojar”, indicó.
La alternativa que les ha presentado el gobierno es comprarles una casa del mismo valor de la residencia que tienen en Playita Cortada. En su caso, hay un tranque porque él posee dos viviendas.
“Mi problema es que tengo dos propiedades y me quieren dar (dinero) por una nada más. Y no es justo porque las dos casas tienen escrituras”, aseguró. “Si no me dan por las dos, no me voy. Me quedo aquí”.
Estimó que, al presente, ya se han mudado alrededor de 16 familias. El pescador entiende que los residentes del sector Islote sí tienen voluntad para irse a un lugar seguro, pero sucede que “esto es un proceso lento”.
“Yo no quisiera irme porque son tantos años que llevo aquí. Me iría a la Playa de Salinas o a la Playa de Ponce, porque soy pescador y dependo del mar. No me puedo meter a una urbanización. Tengo que vivir en una playa obligado”, expresó Echevarría.
La Perla del Sur solicitó entrevista con el Municipio de Santa Isabel sobre la situación de Playita Cortada, pero no recibió respuesta.